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sábado, 2 de julio de 2011

Pues no disculpo las molestias, coño

Bien dicen los que visitan Madrid que, cuando nuestros políticos encuentren el tesoro, quedará la ciudad de lo más coquetona. Supongo que algo tendrá de verdad, aunque yo creo que ese célebre tesoro  tan cacareado es como el asunto de Eldorado, una vil excusa para hacer el chota por la selva... o, en este caso, por el centro.
Cuentan que, en tiempos de Muhammad II, los madrileños eran más listos y cuando se plantearon la posibilidad de soterrar la antigua calzada romana, para que el trasiego de mulas, caballos y borricas no molestara a  los residentes del barrio de Palacio, tras un pleno municipal pelín tenso, decidieron que bah, que lo hagan los cristianos cuando lleguen. Y así consta en las actas sólo que, como estaban en árabe y, además, no se han conservado, no se ha enterado nadie. Menos mal que estoy yo para ilustraros (aquí sonoros aplausos).
Pero cuando llegaron los cristianos, sólo de pensar que tenían que buscar los miliarios, que a saber dónde andaban ya, para delimitar qué parte de la obra debía acometer el concejo de Madrid y cuál el de Segovia, pensaron uh, qué lío, mejor inauguramos la legislatura reconstruyendo la muralla, qué es más fácil y sale más baratillo y valdrá, en un futuro, para que Clavijo se tire el moco en Samarcanda. Ahí empezaron los problemas.
Cuando los labradores trataron de cruzar el Manzanares aquella tarde, se encontraron tapiado el camino por fermoso muro de pedernal, con el consabido cartelillo: TRAVAIAMOS POR LA VUESTRA SEGURIDAD. DISCULPADES LAS MOLESTANÇAS; y al pobre San Isidro le tocó caminar varias leguas (largas e cortas) para poder departir con don Juan de Vargas. Sus hagiógrafos registraron sus pensamientos durante la caminata: Aquestas faraónicas empresas e fazañas traerán grandes cuitas al noble pueblo de Magerit.
Sabias palabras (snif) que algunos recordarían siglos después, cuando se construyó la iglesia de los Jerónimos y tocó, de nuevo, a los sufridos madrileños saltar entre barro y cascotes a mayor honor e gloria del rey e la reyna, nuestros sennores. Como siempre, disculparon las molestias y así les lució el pelo, que se tuvieron que tragar tan horroroso edificio per saecula. Por si no fuera ya bastante soportar las obras.
¿Que queréis más ejemplos? Pues hay tropemil:
Poner monísima la Plaza Mayor supuso a los vecinos de la villa y corte no poder comer bocatas de calamares en el Brillante durante el tiempo que se tardó en apañar los soportales y despedirse de las tapitas de la Cava Baja, porque al montar la escalera del Arco de Cuchilleros hubo que repetir dos escalones, que salían torcidos. Encima.
Tiempo después acaeció que, entre tanta obra, calles cortadas y demás puñetas, los bomberos, que por aquel entonces trabajaban con botijo en vez de manguera, no pudieron llegar a tiempo a apagar el fuego del Alcázar (si se hubiera soterrado la calzada...), lo que ocasionó varios decenios más de obras, para edificar el nuevo Palacio Real, durante los cuales nadie pudo veranear en Extremadura - porque estaba cortado el Camino, también Real - y se agotaron las existencias de pimentón de la Vera, con grandes daños colaterales en la floreciente industria del chorizo.
Durante el reinado del mejor alcalde de Madrid varias ancianitas sufrieron contusiones al tropezar con los bloques de granito preparados para levantar la Puerta de Alcalá (ESTRAMOS EMBELLECIENDO TODO PARA EL PUEBLO, ASÍ QUE NO HAY MOLESTIAS QUE DISCULPAR, SO DESAGRADECIDOS).
Y la cosa siguió y siguió, porque un reciente estudio sostiene que "La carga de los mamelucos" representa, en realidad, una cotidiana escena de caos circulatorio en la Carrera de San Jerónimo, a raíz de unas obras en la iglesia de la Santa Cruz. Goya era un genio.
Total, que Madrid y obras pueden considerarse términos sinónimos y bien lo entendió el rey Plazuelas (ESTAMOS DEMOLIENDO RUINAS PARA "VÔTRE" SOLAZ. "DESOLÉ" - HICS-).
Mucho tiempo después, la Guerra Civil lo dejó todo roto, lo que ocasionó largas, larguísimas obras aunque, como de costumbre, no se hizo todo lo que hacía falta y, también como de costumbre, mucho de lo que se hizo, no hacía realmente falta.
El caso es que, tras esta panorámica de un milenio, compruebo que las obras siguen en los Madriles, el tesoro no ha sido aún encontrado y todavía, se supone que tengo que poner buena cara cuando el tráfico está cortado, aparcar prohibido por la presencia de un gran contenedor, las escaleras mecánicas en revisión, las estaciones del metro en ruinas, las aceras salteadas de zanjas... todo a la vez, porque al fin y al cabo, porne que DISCULPEN LAS MOLESTIAS. Pues no, coño, no las disculpo, porque esto es un estrés y un sinvivir.

8 comentarios:

  1. Jajajaja! Nos hemos partido el pecho de risa. Pues no, nosotros tampoco disculpamos las molestias. Han empezado en Zaragoza la segunda fase de las obras del tranvía, una tontada del alcalde, un tren de ninguna parte al desierto de Nada. Pero que tiene el centro de Zaragoza y la comunicación norte sur paralizada.... Estamos que trinamos!!

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  2. Bien dicen que mal de muchos... epidemia, pero las obras madrileñas son célebres en el mundo entero; las de Zaragoza tenéis que promocionarlas, si no cargaréis con la fama de una ciudad acabadita y el tesoro terminará en las arcas de la municipalidad, con lo que seguirá siendo un estrés y un sinvivir. Ahora, en Almuñécar, no he encontrado aún ninguna obra, pero me han enseñado un solar en el que pretendieron, antaño, hacer una plaza de toros (una afición aquí...). Snif.

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  3. Puedo comentaros el caso de una pequeña ciudad, al final del corredor del henares (o principio, depende si vienes desde Madrid o desde Zaragoza) en la cual las obras no terminan casi nunca. Cinco años ha tardado la realizacion de un tunel de 25 centimetros -más o menos-, porque al hacer el agujero vieron ¡ oh terrible sorpresa! que al cavar salìa agua. En lugar de poner a todos los parados en fila cada uno con un vaso a bebérsela, pararon las obras y esperaron pico en mano a que la empresa quebrase con el famoso pinchazo de la construcción, tiempo durante el cual los atascos de la N 320 llegaban habitualmente a 20 Kms de Cuenca. Ha sido necesaria la amenaza de unas nuevas elecciones municipales para que alguien desviase, tapase o lo que quisiese con ese agua y en cuestión de un mes terminase el dichoso tunelcito.
    Es un consuelo saber que la Villa y Corte tiene los mismos problemas que esta nuestra ciudad Rio de Piedras.
    Tu verás.

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  4. Oh, fermosa criaturilla, si es que en todas partes cuecen habas. Recuerdo con grande cariño e inmensa emoción el fermoso tunelillo y los más fermosos aún atascuelos, sobre todo del domingo por la tarde. Qué tiempos aquéllos (nostalgia, snif). Pero "bíjate" tú que, cuando por fin han acabado el túnel, me sentí tan sorprendida que no fui capaz de utilizarlo, así que me metí por la Residencia, como antaño. Ahora ya lo tengo dominado y soy muyto más felice.

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  5. Os quejáis de puritito vicio, aquí, al ladín de donde yo curro, están construyendo un edificio para la "Nueva Sede del Archivo de Túamíquémecuen", llevan un potostorro de años y supongo que les quedarán otro tanto, pues la cosa tiene bastante mala pinta... bueno que no voy a eso, sino a que, enfrente, hay varios cajeros automáticos y la última es que el polvo de la obra se mete por las junturas y fisuras de los mismos y los, literalmente, jode. O eso dice el técnico que viene a arreglarlos... ¿Qué os parece? Para que luego digan que es bueno echar polvos...

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  6. Soy yo, Soplillez, la del comentario anterior, pero no puedo poner mi nombre, no sé por qué, cosas de la informática.

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  7. Ah, las obras del Nuevo Archivo de Nosabemosquéarchivar, ésas también las tenemos en Zaragoza, justito al lado del imbécil que dice que ya no hay papeles que archivar que ahora es todo informático... El solar, el agujero y las catas llevan, atención, desde el año 2000 empezadas, y los ilusos de los licenciados en letras y los diplomados en ese fantasma de información y documentación o yo qué sé cómo diablos se llama, espera, se llama un grado, ahora no es ni licenciatura ni diplomatura, se llama grado, graduado en Gilipollez Suprema, será, en fin, que todos quieren trabajar allí y este por fin, sin ninguna duda, será el año en el que acaben la obra....

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  8. Es un grado, pero a veces parece etílico, por las cosas que se oyen por ahí. Hoy he hecho un viaje en metro y, de diez estaciones, tres estaban en obras (un 30%, no está mal, si aún me quejo de vicio). Pero creo que, la que se lleva la palma, es Mardelos, que tuvo una zanja abierta en la puerta de su casa, sin motivo conocido, hasta que un día se cayó dentro. ¿No fue así?

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