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lunes, 1 de noviembre de 2010

Bienvenida al carril de los tontos

Tengo que reconocerlo, es el mío. Desde que me saqué el carnet de conducir, tengo plaza reservada en el carril de los tontos. Ya sabéis, el que siempre va más lento.
Lo cachondo es que este puto carril no es siempre el mismo, sino que te acompaña: si vas por la derecha, es el de la derecha, todito lleno de incorporaciones. Si vas por el del centro, está petado de mendrugos circulando a 70 por hora. Si te echas al de la izquierda, seguro que unos kilómetros más adelante hay una hostia y tú y tus precedentes os convertís en una procesión, tan mona y tan lentita ella.
Que conste que llevo años intentando librarme del nefasto influjo de esta vía que no lleva a parte alguna... sin un retraso de cojones. Pero no hay manera.
Cuando salgo por las mañanas camino del curro, el carril de los tontos ya está constituyéndose, y eso que salgo con las gallinas. De hecho, tengo un convenio con el ayuntamiento de Madrid: yo les pongo las calles del barrio y ellos no me cobran la ORA. Pero eso es otra historia que llamaré "el que madruga, encuentra todo cerrado" (lo pone en una camiseta mía, que conste). Siempre creo que le pillaré despistado y conseguiré escapar, pero ¡quia! el muy maligno me está esperando.
Pero, como es así de asqueroso, me engaña. A las siete menos cuarto, el carril de los tontos tiene un montón de huecos libres, así que puedes ir, maomeno, apañándote, hasta la curva de San Fernando o por ahí y crees que, por hoy, lo habrás dejado atrás y le tocará a otros pringados que no se levantan prontito, como tú. Jajá. Es entonces cuando una recua, digo yo que de sanfernandeños, se abalanzan sobre mí y  ¡hala! ¡ya estamos! Todos los tontos juntos, mientras que los otros dos carriles, o bien van tan agustete o, por lo menos, mantienen un tráfico decentillo.
Ahí llega el momento "mástonto", cuando TODOS  a la vez decidimos cambiarnos a otro carril y, lo más cachondo, es que todos elegimos el mismo. Esto se llama unanimidad. Entramos, por tanto, en la segunda fase que ya comentaba antes: el carril de los tontos no siempre es el mismo, pero yo siempre estoy en él, acompañada de otros cuatrocientos mil millones de coches. Así me gusta: tonta, pero con dos cojones.
Mariconeando, marcioneando, nos tiramos, por lo menos, hasta Torrejón de Ardoz, donde hay una tercera avalancha en el carril de los tontos. Mooola, ya somos otros tropemil más, haciendo el caracol (por lo despacio que vamos y por lo babosos que se ponen algunos) por la A-2. Pues sí que estamos buenos.
Siempre pienso que, la próxima vez, haré una jugada astuta, con un cambio ultrarrápido de carril, para saltar esta incorporación y colocarme en mi sitio más adelante. El problema, que siempre hay algún ansioso que, por entrar en nuestra particular vía de merluzos, que es la que le mola, se la pega entre el 22 y el 23, justamente por donde yo me desvío hacia esa Alcalá de mis amores, testigo de buena parte de mis tontunas. Y, claro, si le sorteo, luego no puedo meterme por la desviación que me toca, ya que todo está lleno de mis amigos y colegas, los tontos, que no se han movido (ellos sí que saben). En fin, que si lo hiciera, me pasaría la entrada y tendría que seguir en el carril de los tontos, al menos hasta La Garena.
Total, que hago todo el recorrido a dos por hora, que parezco el caballo de un fotógrafo y, encima, aguantando las lucecitas de los cagaprisas y los 8X8 (expresión que le agradezco a la Gusi y el Guzmán), que seguro se están cagando en mis muelas, pensando que la culpa es mía y únicamente mía. Pobres ilusos, no comprenden que, una vez que has probado las delicias de ese carril fatal, te acompañará durante todos tus años de conductor.
De verdad, no conozco a nadie que, una vez entrado en el carril de los tontos, haya sido capaz de salir de él. Esto es un estrés y un sinvivir.

4 comentarios:

  1. Yo creo que esas cosas sólo pasan en la nacional dos, que es el camino de Madrid a Barcelona, y no diré más para no ser acusada de regionalista, nacionalista o etc. lo que pasa es que hay una conjuración judeo masónica comunista para atrapar a la gente en esa carretera y que vayan todos en tren o en la Continental, está claro. O en el ave, que es otra opción. La semana pasada le costó Madrid-Zaragoza en coche a un amigo mío cinco horas! Más estrés y sinvivir que ese?????

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  2. Es una cadena de pensamientos. Tú ves que el de delante se cambia de carril para adelantar unos puestos y automáticamente se produce la acción-reacción. Este listo no me adelanta y resulta que el de delante tb se cambia de carril y el otro y el otro, pero no solo eso, ahí es cuando se produce la acción del de detrás que piensa "ésta es la mía" y automáticamente se produce un cambio en la parte trasera de otros diez que se cambian de carril, total que se produce un efecto de cambios sin sentido que te atrapa en el carril de los tontos ....creo que me he liado.

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  3. Pues chica, parece mentira que con los años que llevas yendo a esa Alcalá de tus amores no hayas aprendido rutas alternativas para llegar. Te lo dice una sanfernandina (que no sanfernandeña) no perteneciente a la "recua de los tontos" que te salen al paso :-D

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  4. Hola, bella:

    No te creas, la idea que me das es buena pero si soy desastrosa al volante, más aún lo soy orientándome. Con decirte que todavía sigo yendo a Aluche por la Gran Vía... No te creas, que cuando salgo de la curva de San Fernando siempre pienso en tí... Marramiau.

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